El infierno de Angélica
“El paraíso lo prefiero por el clima; el infierno por la compañía.” Mark Twain
Ella vivió en el infierno que no le correspondía. El suyo era el de las actrices. Eligió uno bastante peor: el de la política. Lo hizo por la compañía. Sí, por estar al lado del poderoso. Angélica Rivera toda su vida maldecirá el día en que se dejó seducir no por un seductor reconocido, Enrique Peña Nieto, sino por el poder presidencial que este hombre representaba.
¿Tenían un contrato?
“Ya sabes el refrán, y es verdad: Gaviota que ve lejos, vuela alto”. Ricard Bach en Juan Salvador Gaviota
Supongo que no había un acuerdo, al menos no supervisado por abogados, pero…
¡Carajo!, divorciarse dos meses después de haber dejado Los Pinos va a alimentar la especulación de que EPN y la señora Rivera se casaron solo para incrementar la popularidad del hoy ex presidente de México.
El hecho es que doña Angélica, como gaviota que ve lejos, quiso volar alto. Y muy alto voló, no hay la menor duda. De muy alto está cayendo.
El, pese a todo, mejor Peña Nieto
“Mariposón: 1. Hombre inconstante y caprichoso en su dedicación a algo, y especialmente en el galanteo con las mujeres. 2. Hombre homosexual”. Real Academia Española
No creo que Peña Nieto sea homosexual, no lo parece. Más bien, él es mariposón en la primera acepción que da el Diccionario de la lengua española: mujeriego.
El Peña Nieto frívolo que se acaba de exhibir en Madrid con una bella modelo 20 años menor que él, es el que debió haber gobernado.
La frivolidad auténtica siempre será más eficiente que la seriedad fingida. Por supuesto que sí.
Es decir, a EPN sus asesores le quitaron cuando llegó a la Presidencia lo más destacado de su personalidad: que todo le vale madres si se le atraviesa una mujer joven… o no tan joven: el donjuán de casta le hace la lucha a todas, no le dice que no a ninguna.
Pero en vez del Peña Nieto pecador y humano que es —demasiado humano, sin duda—, Aurelio Nuño y Luis Videgaray trabajaron la imagen de un EPN excesivamente rígido y formal para que aparentara ser demasiado presidencial.
Cuánto se esforzaron Nuño y Videgaray para que Peña Nieto pareciera un niño bien portado, y lo destruyeron.
El Peña Nieto mundano de Madrid, mucho más natural, habría tenido mayores niveles de aceptación.
En fin, así le fue por no presentarse como realmente él era.