Por: P. Guillermo Serra.
Fuente: Catholic.net
- En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Breve silencio para ponerse en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.
- Oración Camino a Belén.
Querido Niño Jesús: Te quiero hacer presente aquí, en este rato de oración. Muchas veces pienso en ti, me acuerdo de ti, pero no te pienso. Pensarte es quererte y quererte es buscarte. Sí, quiero buscarte, caminar hacia ti, pero sabiendo que Tú me buscas siempre primero. Quiero recorrer este camino de la mano de María, tu madre, sostenido por el auxilio del Espíritu Santo, para que tu Amor se revele en plenitud dentro de mi corazón en esta Navidad.
Nos preparamos al encuentro con Dios, sabiendo que lo importante no es tanto lo que queremos decirle, sino lo que Él quiere decirnos. (Sal de tu Cielo. Cap. 1.2)
- Reflexión.
Al aproximarme a la cueva de Belén, en medio de la noche, me doy cuenta que el profundo silencio exterior contrasta con el ruido excesivo que hay en mi interior. Llevo tantas cosas dentro: preguntas, peticiones, preocupaciones, miedos, dolores. Ahora que me presento ante ti, quisiera decirte tantas cosas Jesús, que dudo que el tiempo sea suficiente para vaciar mi corazón en tu presencia.
Pero Tú eres el maestro del silencio, que, en momentos claves de tu vida, como cuando te confrontaron, te juzgaron o te lanzaron gritos al estar crucificado, lograste expresar mucho más con tu silencio que con palabras. Tu silencio, al igual que el de María que meditaba las cosas en su corazón, estaba colmado por la presencia cercana de tu Padre.
¡Qué gran lección quieres enseñarme! No hay nada en mi corazón que Tú no conozcas. Sabes lo que necesito mejor que yo. Tú quieres hablarme, pero antes debo callar para poder escucharte. Ardes en deseos de entrar en comunión conmigo, pero necesito aprender a contemplarte en silencio. Quieres mirarme y que yo te mire, para que en ese decir nada, me puedas decir todo.
Mi silencio Jesús, es el regalo que pongo a los pies de tu pesebre.
- Oración.
Déjame despertar la noche.
Déjame despertar la noche.
Estrenar la mañana a tu lado.
Desvelar las estrellas con el sol.
Iluminar el mundo con mi oración.
Mientras los corazones duermen
y el silencio reina sin interrupción.
Elevo mi alma como incienso,
en profunda y respetuosa adoración.
Antes de que el gallo cante,
y recuerde yo también mi negación
de rodillas te imploro tu perdón.
Antes de que brille el sol
y la aurora rompa el cielo,
de rodillas te miro con pasión.
Antes de que calle el silencio
y el ruido envuelva al mundo,
de rodillas te elevo mi canción.
Antes de que vuelen los pájaros
y anuncien un nuevo día de amor,
de rodillas te ofrezco mi dolor.
Del libro Jesús a mi alma. P. Guillermo Serra, L.C.
- Propósito.
El día de hoy mi oración será no decir nada. Miraré al Niñito Jesús de mi nacimiento o alguna imagen que tenga de Él y guardaré silencio. Lo contemplaré y le diré que estoy aquí para escucharle con todo mi corazón y lo que escuche, lo anotaré en mi carta.