
Puebla, Pue.- En el centro histórico de la capital poblana y a pesar de estar prohibida por las autoridades, es común poder observar a mujeres que se dedican a la prostitución, en las calles de la 4 a la 18 poniente entre la 5 y 7 norte.
Escondidas aparentemente se pueden observar a estas chicas de la “vida galante” quienes están paradas afuera de los diferentes comercios de la zona, quienes se identifican portando una pequeña bolsita que prende de su cuello y en su mayoría visten ropa pegada como leggins o mallones.
Al hacer un recorrido por la zona y haciéndose pasar por un cliente más, este reportero, le cuestionó a una chica sobre las tarifas que tienen, a lo que respondió: “son 150 pesos y son 15 minutos y dos posiciones, ya incluye el hotel, que se encuentra a dos calles, y si quieres algo más, se te cobra extra”.
Se puede observar una gran variedad de chicas, que en su mayoría no rebasan los 30 años, siendo las más solicitadas las jovencitas.
En estas calles es común poder observar a sexoservidoras quienes bajo el cobijo de la policía municipal ejercen el oficio más antiguo del mundo, sin temor alguno, es fácil poder mirar como los elementos de seguridad pública realizan sus rondines y hasta saludan a las chicas, sintiéndose los grandes galanes.
Las vecindades, y hoteles vetustos, son el lugar ideal para colocar los prostíbulos. Sin grandes letreros ni ostentosas entradas, estos sitios se han vuelto el lugar más recurrente de obreros, estudiantes y personas que buscan compañía por poco dinero.
En las inmediaciones de donde se ubican estas chicas, un par de jóvenes de entre 25 y 29 años, con barba de candado y gorra en la cabeza, vigilan y reciben indicaciones de las féminas, cuando acuden a hacer un servicio, además de que invitan a entrar a quienes pasan por ahí: “hay chavitas buenas”, dicen.