Puebla, Pue.- Celebra Monseñor Víctor Sánchez Espinosa, la homilía en catedral para celebrar la solemnidad de Corpus Christi, acompañado de el secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Octavio Ruíz Arenas.
Ahí el líder de la grey católica expresó que este este día se recuerda la Institución de la Eucaristía que se llevó a cabo el Jueves Santo en la Última Cena.
Asimismo dijo que se recuerda la escena en donde Jesús convirtió el pan y el vino en su cuerpo y su sangre, por ello expresó que es una fiesta muy importante, ya que la Eucaristía es el regalo más grande que Dios ha hecho, por querer quedarse con nosotros, después de la Ascensión.
Monseñor destacó que este jueves también se realizó en el Atrio de la Catedral la Procesión con el Santísimo Sacramento, el cual expresa que Jesús nos acompañó por el camino de la vida.
Esta festividad se considera una de las más importantes para la iglesia católica, pues tiene la intención de recordar la presencia de Jesucristo en la Eucaristía.
Al terminar la ceremonia, el arzobispo Víctor Sánchez llevó a cabo, por el atrio de catedral, la tradicional procesión solemne con el Santísimo. El líder de la grey católica recordó a los fieles que en este día se puede obtener indulgencia plenaria, para ello, las personas deben estar preparadas, es decir, encontrarse en gracia por medio de la confesión, comunión y oraciones por las intenciones del Papa. Además, en este año de la Misericordia deberán pasar por la Puerta Santa.
La Indulgencia Plenaria
Con motivo del Año Santo de la Misericordia los que participan en la Misa y procesión del Jueves de Corpus Christi, debidamente preparados para ello y atraviesen la Puerta Santa podrán ganar la Indulgencia Plenaria, habiendo recibido:
– confesión sacramental
– comunión eucarística y
– orado por las intenciones del Santo Padre.
Las mulitas
La tradición de las mulitas en este día, data del año 1526, después de rendir culto al Santísimo Sacramento en la Catedral de México, los campesinos traían en sus mulas algunos frutos de sus cosechas para ofrecérselas a Dios como señal de agradecimiento.
Cuentan que un hombre, llamado Ignacio, tenía dudas acerca de su vocación sacerdotal y un jueves de Corpus le pidió a Jesucristo que le enviara una señal. Al Pasar el Santísimo Sacramento frente a Ignacio en la procesión, Ignacio pensó: “Si ahí estuviera presente Dios, hasta las mulas se arrodillarían” y, en ese mismo instante, la mula del hombre se arrodilló.
Ignacio interpretó esto como señal y entregó su vida a Dios en el sacerdocio y se dedicó para siempre a transmitir a los demás las riquezas de la Eucaristía. Así fue como surgieron las mulitas elaboradas con hojas de plátano secas con pequeños guacales de dulces de coco o de frutas, de diversos tamaños.
Ponerse una mulita en la solapa o comprar una mulita para adornar la casa, significa que, al igual que la mula de Ignacio, nos arrodillamos ante la Eucaristía, reconociendo en ella la presencia de Dios.