Desde hace algunos meses, en este mismo espacio, he insistido en la importancia de apuntalar el “nearshoring” con nuestros vecinos del norte, ya que ante el replanteamiento que las empresas estadounidenses realizan de sus relaciones postpandemia con China, indudablemente este fenómeno beneficiaría a México.
Afortunadamente, los resultados no han tardado en manifestarse. Cifras publicadas por la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos (BEA, por sus siglas en inglés) señalan que nuestro país fue el mayor proveedor de mercancías a Estados Unidos en 2023, con lo cual se destronó de este puesto a China, nación que durante 15 años se sostuvo como el mayor exportador al mercado norteamericano.
En este mismo estudio se ha dado a conocer que México exportó bienes a Estados Unidos por 475 mil 606 millones de dólares, lo cual significó un crecimiento anual de 4.6 por ciento y que las exportaciones mexicanas representaron el 15.4 por ciento del total de mercancías que Estados Unidos compró a sus socios comerciales.
Aunado a liderar las exportaciones, nuestro país también recuperó en 2023 el sitio como el principal socio comercial de Estados Unidos en su totalidad, lo cual no lograba desde 2019. En este sentido es que el comercio bilateral sumó 798 mil 834 millones de dólares, con un alza del 2.5 por ciento.
De manera muy clara, México representa una de las mejores apuestas para impulsar la competitividad económica de América del Norte, ya que, por su proximidad geográfica, así como por los acuerdos comerciales existentes como es el Tratado del Libre Comercio -actualizado en 2020-, se ha incentivado una mayor confianza en los centros de producción nacionales.
Recordemos que el nearshoring o también conocido como reshoring se refiere a la relocalización de procesos de negocios a un país cercano, en el que las empresas se benefician de las diferentes dimensiones del concepto de proximidad, ya sea geográfica, de huso horario, cultural, de idioma, económica, política o inclusive, histórica.
Es por ello que ante los crecientes costos laborales en China y las tensiones geopolíticas con este país, así como las medidas proteccionistas para reducir el déficit comercial, México tiene la gran oportunidad de consolidarse como la mejor alternativa para las cadenas de suministro de Estados Unidos.
En esta ecuación, Puebla juega un papel muy relevante por las claras ventajas competitivas que representa para la relocalización de empresas extranjeras y con ello para atraer estas inversiones que repercutirán en el crecimiento económico de la región.
Al respecto, se sabe que hay un gran interés de diversas automotrices de otros países en relocalizarse y nuestro estado cuenta con la ventaja de ya ser un clúster automotriz en el país, pero también con la de tener una ubicación estratégica, así como mano de obra calificada, dado que posee diversas universidades de gran prestigio, además de la calidad de sus servicios.
De acuerdo con información de la Secretaría de Economía federal, Puebla captó 1 mil 022 millones de dólares en Inversión Extranjera Directa hasta el tercer trimestre del 2023, del cual la industria manufacturera captó 53 por ciento.
Desafortunadamente, la huelga que persiste en la planta de Audi en Puebla no manda un buen mensaje a los inversionistas extranjeros en este momento clave del nearshoring. En medios locales, nacionales e internacionales circula la noticia de que los trabajadores de la empresa “de los cuatro aros” han rechazado el aumento salarial del 7% para este año (5% al salario y 2% a prestaciones) y se mantienen, a través de su sindicato, en la postura de conquistar el incremento del 15%.
Hay varias aristas de este paro, entre los cuales sin duda destaca el del nuevo papel que juega este acontecimiento para el sindicalismo en el país y para los derechos de la base trabajadora. Por otro lado, tampoco se debe escatimar que el sector automotriz estatal ya cifra en más de 10 mil millones de pesos las pérdidas para la compañía por la parálisis en sus líneas de producción.
Muy independiente a estos temas, insisto en la importancia de tener en la mira el momento clave en el que están sucediendo y si estas señales son buenas o no para el mercado internacional en donde diversas empresas realizan el análisis para su relocalización.
Ante este contexto, una de las mayores urgencias que tiene Puebla es la de una mayor diversificación de su industria, como es la que existe en el sector de la tecnología, ya que es el que nos puede brindar las mayores capacidades de desarrollo, pues se ha observado que las regiones que han apostado a él son las que más han avanzado.
Por ello es que insisto en que es necesario que Puebla desdoble todo su potencial para atraer empresas aprovechando como una gran ventaja competitiva la inversión que se ha sembrado por muchos años en región tanto en infraestructura como en talento humano.
Bien decía Einstein que en medio de la dificultad reside la oportunidad, veamos así la posibilidad de hacer crecer el potencial económico de nuestra entidad.