A solo unos cuantos días de haber iniciado este 2023, desafortunadamente, en Puebla ya se ha registrado en la entidad la muerte violenta de tres mujeres. El primer feminicidio fue el de una mujer que vivía en San Andrés Cholula, el segundo se registró en San Martín Texmelucan y el tercero en el municipio de Tecamachalco.
Estos lamentables actos son reflejo de la imperante violencia a la que mujeres y niñas se ven expuestas todos los días a lo largo y ancho del país, tanto en los espacios públicos, laborales, escolares, así como en sus propios hogares.
De acuerdo con información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, tan solo durante los primeros diez meses de 2022 se registraron 3 mil 155 asesinatos de mujeres en México, aunque en la mayoría de las indagaciones fueron abordados como homicidios dolosos. Esto quiere decir que vivimos en un país en el que al menos 10 mujeres son asesinadas al día.
Puebla no es la excepción, ya que, al cierre del tercer trimestre del año pasado, ocupó la posición número 13 a nivel nacional por registrar más presuntas víctimas de feminicidio, según la investigación realizada por el Instituto de Derechos Humanos “Ignacio Ellacuría, SJ”, perteneciente a la Universidad Iberoamericana, campus Puebla.
Los municipios en donde se perpetuaron los feminicidios registrados en 2022 fueron: Atlixco, Acajete, Zoquitlán, Esperanza, Francisco Z. Mena, Venustiano Carranza, San Pedro Cholula (2), Nopalucan, Puebla (3), Chiautla, Chichiquila, Huauchinango, Tlatlauquitepec y Tetela de Ocampo. De estos, seis no cuentan con el mecanismo de protección de los derechos humanos para las mujeres.
Recordemos que en abril de 2019 se notificó al Gobierno del Estado de Puebla, la resolución emitida por la Secretaría de Gobernación a través de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las mujeres (CONAVIM), mediante la cual se determinó la emisión de la Declaratoria de Alerta de Violencia de Género contra las mujeres para 50 municipios de la entidad.
En ese sentido es que desde hace ya varios días, colectivas y activistas han alzado la voz pidiendo diversas acciones para contrarrestar la ola de inseguridad y violencia en la entidad, entre las cuales destacan el seguimiento a la segunda solicitud de declaratoria de Alerta por Violencia de Género por desaparición de mujeres, adolescentes y niñas en Puebla; protección a madres buscadoras, rendición de cuentas de la Comisión Estatal de Búsqueda, así como el nombramiento del titular de la Fiscalía Especializada en Investigación de Delitos de Violencia de Género contra las Mujeres.
Estas demandas, más allá de ser justas, son urgentes en la entidad, ya que en ellas va implícita la vida de muchas mujeres, así como la tranquilidad de sus familias.
Es por ello que la lucha contra la violencia hacia las mujeres nos debe comprometer a todas y todos, ya que es un lastre que daña a la sociedad desde lo más profundo de sus raíces, aunado a que ésta es cíclica por lo que si no se le pone un alto seguirá creciendo hasta llegar a niveles insospechados.
No solo debemos preguntarnos por las mujeres asesinadas, sino también por aquellas que desaparecen y a las que un día cualquiera, simplemente, nadie vuelve a ver. De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), tan solo durante 2022 desaparecieron en Puebla 181 mujeres, de las cuales 118, es decir el 65%, siguen sin ser localizadas.
Es primordial fomentar un cambio cultural que favorezca el respeto general hacia las mujeres y sus derechos, empezando desde la educación familiar y desde luego, seguir fortaleciendo a las instituciones que previenen y atienden la violencia contra las mujeres.
Pero, sobre todo, es imprescindible que las propias mujeres participen en la formulación de las políticas públicas para combatir la violencia de la que son objeto todos los días.
Ya que sólo de manera conjunta, lograremos afrontar los retos para combatir la violencia, discriminación y desigualdades que enfrentan las mujeres en nuestro país. No olvidemos que todas y todos tenemos una labor fundamental en esta tarea, ya que una vida libre de violencia para las mujeres, es una vida libre de violencia para toda la sociedad.