El condecorado es juez permanente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el más alto tribunal de justicia de América
En reconocimiento a su talento, capacidades y contribuciones en materia de Derecho, el Rector Alfonso Esparza Ortiz entregó el Doctorado Honoris Causa al doctor Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot, juez permanente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el más alto tribunal de justicia de América –con la que la Universidad mantiene una estrecha colaboración– , así como destacado defensor de los derechos humanos y de la igualdad y equidad sustantiva de género.
En sesión solemne del H. Consejo Universitario, el Rector dio la bienvenida al claustro académico de la Máxima Casa de Estudios en Puebla al nivel III del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt, quien también ha desempeñado diversos cargos en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y en el Instituto Federal de la Defensoría Pública, además de ser académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
“Para mí es un privilegio ser portador de la máxima distinción de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y entregarla a un notable jurista y defensor de los derechos humanos: el doctor Eduardo Ferrer Mac-Gregor, quien a lo largo de su trayectoria profesional y académica ha dejado la impronta del espíritu universitario al servicio de la sociedad”.
Ante miembros del Consejo Universitario reunidos de manera virtual y presencial en el Salón Barroco del edificio Carolino, el Rector Esparza Ortiz destacó la formación del jurista mexicano, quien desde estudiante sobresalió por su excelencia académica, con diversas distinciones, entre estas el Premio al “Mérito Académico” por obtener el promedio más alto de su generación (9.9) y la “Medalla Diario de México” a nivel nacional.
“Esta trayectoria, pero sobre todo su vocación de servicio y su defensa de los derechos fundamentales, han hecho de nuestro distinguido invitado uno de los juristas más destacados en ese campo y el primero en defender el derecho a la educación y la autonomía universitaria”, indicó el Rector de la BUAP.
El doctor Ferrer Mac-Gregor Poisot, autor de más de 20 libros, 90 artículos y 40 obras colectivas en materia de Derecho, “ha manifestado que la generación de conocimiento y la formación de los jóvenes son esenciales para atender problemas tan lacerantes como la pobreza, desigualdad y exclusión social”.
Su formación académica en una universidad pública, aseveró Esparza Ortiz, es una clara evidencia sobre las perspectivas que la educación superior de calidad brinda a los jóvenes y del compromiso de las instituciones para aportar a la solución de los problemas del país.
“Esta oportunidad de incidir en la vida nacional está al alcance de millones de jóvenes, pero es indispensable que la universidad sea autónoma y cuente con los recursos suficientes para cumplir con su misión de acompañar a los estudiantes en la adquisición de conocimientos, competencias y valores”.
Luego de mencionar sus aportaciones al Derecho constitucional, procesal y al amparo, el Rector Alfonso Esparza refirió que la permanente reivindicación constitucional del doctor Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot es digna de encomio, pues en tiempos como los actuales, en los que la crisis política, económica, social y, ahora sanitaria, el imperio de la ley es imprescindible.
Tras recibir el Doctorado Honoris Causa, Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot expresó:
“Hoy recibo con humildad y compromiso la máxima distinción académica que puede otorgar la BUAP, una de las universidades públicas de mayor prestigio en nuestro país. La recibo en uno de los momentos más críticos que está afrontando la humanidad, en la que han perdido la vida más de 3 millones de personas por COVID-19 y cerca de 150 millones han sido contagiadas en el mundo”.
Ante este panorama sanitario, planteó siete desafíos: reconocer la existencia de una crisis de desigualdad; los efectos negativos de la pandemia en las mujeres y niñas, con el incremento de la violencia; acceso a la educación de niñas y niños; distribución equitativa de vacunas; crisis climática; libertad de expresión; y el Estado de Derecho.
Estos, dijo, son algunos desafíos en la pandemia, que no pueden ser abordados de manera aislada y sin un enfoque de derechos humanos. “La única forma de actuar decididamente ante un mundo de desigualdad es situar a la dignidad humana en el centro de nuestras acciones. Sólo así podremos recuperarnos de esta crisis. Con esa confianza en el futuro, recibo la distinción que me otorga la BUAP. La acepto con profundo agradecimiento y con un renovado e inquebrantable compromiso para coadyuvar, desde mis labores, en la construcción de un mundo mejor”.