Recordemos que el purgatorio es el proceso de purificación donde las almas tienen que purificarse para poder entrar al cielo, porque todos los hombres somos imperfectos y pecamos, pero no basta con arrepentirnos, tenemos que reparar el mal que hayamos hecho a nuestros semejantes, aquí en la tierra o cuando muramos. Muchas veces, las acciones negativas que cometemos en agravio de los otros, no se pueden resarcir económicamente o restituyendo lo que hayamos robado, quizá el daño cometido fue hablando mal de nuestro prójimo, lastimando sus sentimientos, su honra, su reputación o quizá sea simplemente que le deseamos el mal desde el fondo de nuestro corazón y sólo podremos reparar el daño cometido teniendo la humildad para reconocer nuestros errores y pecados, arrepintiéndonos de corazón, haciendo oración, meditando la Palabra de Dios y sólo con la ayuda de Dios podremos cambiar nuestra forma de ser, porque solos no podemos hacer nada.
Recordemos que Jesucristo, el Hijo Único de Dios, vino al mundo por Amor a Dios y a su creación para liberarnos de la esclavitud del pecado, para enseñarnos su Palabra y sus Mandamientos, padeció de forma tal, que ni un solo espacio de su Santísimo Cuerpo estuvo sano, todo lo hizo por Amor y obediencia a su Padre Celestial y se ofreció a sí mismo como víctima de sacrificio para que con su Sangre y Agua, nos lavara del pecado y nos abriera las puertas del cielo, es por ello que la salvación sólo es posible por medio de Jesucristo.
La mayoría de los artículos que hablan sobre el Purgatorio, citan algunos pasajes de la biblia donde tiene su sustento la Doctrina del Purgatorio y a continuación detallaremos:
En el Antiguo Testamento, en el 2 libro de Macabeos capítulo 12, versículos 38 al 46 habla sobre el sacrificio por los muertos: “Efectuó entre sus soldados una colecta y entonces envió hasta dos mil monedas de plata a Jerusalén a fin de que allí se ofreciera un sacrificio por el pecado. Todo esto lo hicieron muy bien inspirados por la creencia de la resurrección, pues si no hubieran creído que los compañeros caídos iban a resucitar, habría sido cosa inútil y estúpida orar por ellos. Pero creían en una valiosa recompensa para los que mueren en gracia de Dios, de ahí que su inquietud era buena y santa. Esta fue la razón por la cual Judas ofreció este sacrificio por los muertos para que fueran perdonados de sus pecados”
En la página de internet http://www.mercaba.org/Cristologia/01/parte_4_capitulo_08.htm menciona el contexto de este pasaje bíblico que es el siguiente: “Cerca del año 160 a. C., los seguidores de Judas Macabeo se habían enfrentado al ejército invasor del pagano Gorgias, que intentaba obligarlos a que renegaran de su fe, y algunos de ellos perdieron la vida en el combate; pero cuando sus compañeros recogieron los cadáveres para sepultarlos entre sus ropas encontraron amuletos y objetos de culto idolátrico cuya posesión estaba severamente prohibida por la Ley. Así pues, Judas Macabeo se dio cuenta que los soldados muertos por defender su religión merecían una magnífica recompensa, pero al mismo tiempo se habían hecho acreedores a un castigo por su pecado al haber violado la Ley. En estas condiciones fue que decidió que era conveniente “ofrecer un sacrificio por el pecado” en el Templo de Jerusalén, con la esperanza de que quienes habían muerto en defensa de la patria y la religión lograrían el perdón de Dios por su pecado y participarían en la resurrección.
Para la exégesis de este pasaje el autor C. Pozo advierte en su libro titulado “Teología del más allá” los siguientes elementos: 1.- El redactor de este texto, inspirado por Dios, no solamente alaba la acción sino también la persuación de Judas, lo que no podría haber hecho si el modo de pensar de Judas Macabeo hubiera sido equivocado. 2.- Los elementos esenciales del pensamiento de Judas Macabeo son a) Que los difuntos no han muerto en estado de condenación o enemistad con Dios; b) Que sin embargo les falta todavía algo para ser salvados; c) Que todo se hace pensando en su resurrección, para que en ella reciban la misma suerte que los demás judíos piadosos”.
Referente a esta cita bíblica, el Catecismo de la Iglesia Católica reitera la explicación ante citada y nos confirma que el pueblo judío ha realizado sacrificios en memoria de sus difuntos, tradición que se hace notoria en los primeros tiempos de la Iglesia, porque se ofrecían oraciones en memoria de los difuntos que con el paso del tiempo se convirtieron en misas por los difuntos, limosnas, indulgencias y obras de caridad en favor de ellos para pedir a Dios por ellos y para que su purificación sea corta y gocen de la visión Beatífica de Dios.
En el Nuevo Testamento, en 1 Corintios 15, 29: “Si no fuera así, ¿qué ganarían los que se hacen bautizar por los muertos? Si los muertos no resucitan en absoluto ¿por qué entonces se hacen bautizar por ellos?
En el comentario de la Biblia sobre esta cita, nos dice que algunos creyentes de los primeros años del cristianismo, se hacían bautizar con el nombre de sus padres muertos porque les preocupaba su salvación y San Pablo no da su opinión sobre esta práctica solamente aprovecha para hablar de la Resurrección.
Estas dos citas bíblicas tienen relación porque en ambas, se manifiesta la creencia de los judíos que tenían de hacer oración, penitencia o sacrificios para la salvación de sus difuntos y en la creencia de la Resurrección.
- Isaías 6, 5-7: “¡Ay de mí estoy perdido, porque soy un hombre de labios impuros, y que vivo entre un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al Rey, Yavé de los Ejércitos!: Entonces voló hacia mí uno de los serafines. Tenía un carbón encendido que había tomado del altar con unas tenazas. Tocó con él mi boca y dijo: “Mira, esto ha tocado tus labios, tu falta ha sido perdonada, y tu pecado, borrado”
La interpretación sobre esta cita consiste en que todos tenemos que purificarnos del pecado cometido y es a través del fuego el medio para hacerlo.
En el Nuevo Testamento son varios los Evangelios donde Jesús hace referencia a un lugar de purificación y entre ellos tenemos:
- Mateo 5, 25 -26: “Llega a un acuerdo con tu enemigo mientras vas de camino, no sea que tu enemigo te entregue al juez y el juez al carcelero y te echen al calabozo. Te aseguro que no saldrás de ahí sino cuando hayas pagado hasta el último centavo.
- Lucas 12, 58-59: “Y mientras vas donde las autoridades con tu enemigo, aprovecha la caminata para reconciliarte con él, no sea que te arrastren delante del juez y que el juez te aplique la justicia y te echen a la cárcel. Yo te aseguro que no saldrás de ahí sino cuando hayas pagado hasta el último centavo.
En el artículo La existencia del Purgatorio según las Sagradas Escrituras y la tradición, publicado en https://www.aciprensa.com/recursos/la-existencia-del-purgatorio-segun-las-sagradas-escrituras-y-la-tradicion-3674, refiere una clara explicación sobre estas dos citas bíblicas y consiste en “que si hacemos penitencia de nuestros pecados en la vida presente, nuestro adversario, que puede ser el demonio o también nuestra propia conciencia, en la cual está escrita la ley de Dios, nos acusará al término de la vida ante el Juez, que es el mismo Jesucristo, y él nos encerrará en una cárcel que no puede ser otra sino la del Purgatorio, y de la que no saldremos hasta que hayamos satisfecho, ya sea por medio de nuestros sufrimientos, bien por medio de la caridad de los vivos, toda la pena debida por nuestras culpas”
Por su parte, Jesús M. Urones Rodríguez, en un artículo publicado en http://convertidoscatolicos.blogspot.com/2017/02/20-citas-biblicas-sobre-el-purgatorio.html, explica que “con estas figuras nuestro Señor nos muestra que luego del juicio hay un lugar después del juicio del cual se sale solo luego de haber “pagado hasta el último centavo”. ¿Qué lugar es este? No puede ser el cielo porque allí ya estás gozando de la presencia de Dios. Tampoco puede ser el infierno porque este es un lugar de condenación eterna. Si no es el cielo ni el infierno ¿qué lugar es? La teología católica llama a este lugar purgatorio. Este texto es prueba del purgatorio, y es citado para probarlo por los santos padres: Tertuliano en De anima c.58, San Cipriano en Epistola 52:20, Orígenes en Homilia 35 sobre Lucas 12. San Jerónimo en Mateo c,5, San Ambrosio en Comentario sobre Lucas 12”.
- Mateo 12, 32: “El que insulte al Hijo del Hombre podrá ser perdonado; en cambio, el que insulte al Espíritu Santo no será perdonado, ni en este mundo, ni en el otro”
En el artículo “La existencia del Purgatorio según las Sagradas Escrituras y la tradición, publicado en la página de aciprensa.com explica esta cita diciendo que “los intérpretes de la Sagrada Escritura y los Doctores de la Iglesia toman este texto para demostrar la existencia del Purgatorio. En efecto, si existe en el otro mundo un lugar donde ciertos pecados, por no ser graves, pueden ser perdonados, éste lugar no puede ser otro sino aquel que llamamos Purgatorio, porque los pecados de los condenados son irremisibles”.
Jesús M. Urones Rodríguez por su parte “sugiere que hay otro lugar y que la expiación puede suceder después de la muerte. Esto significa que en la otra vida hay pecados que sí se perdonan y otros que no se perdonan. Estos pecados que sí se perdonan en la otra vida ¿Dónde se perdonan?. ¿En el infierno? No puede ser porque en el infierno no hay redención. En el cielo tampoco, porque nada manchado entra allá (Apocalipsis 21, 27). Luego, debe un tercer lugar en la otra vida donde sí se perdonan”.
- Mateo 18, 34: “Y estaba tan enojado el patrón, que lo entrego a la justicia, hasta que pagara toda su deuda”.
Jesús M. Urones Rodríguez dice que “Jesús obviamente habla de manera simbólica, porque nadie puede ganar dinero para pagar una deuda monetaria estando en prisión. Al dar esta enseñanza sobre la necesidad de perdonar a otros, Nuestro Señor se está refiriendo, de hecho, al Purgatorio”.
- 1 Corintios 3, 11-15: “Pues la base nadie la puede cambiar; ya está puesta y es Cristo Jesús. Pero, con estos cimientos, si uno construye con oro, otro con plata o piedras preciosas, o con madera, caña o paja, llegará a saberse cómo cada uno trabajó. El día del Juicio lo dará a conocer, porque en el fuego todo se descubrirá. El fuego probará la obra de cada cual: si su obra resiste el fuego, será premiado; pero, si es obra que se convierte en cenizas, él mismo tendrá que pagar. Él se salvará, pero como quien pasa por el fuego”
En el artículo “La existencia del Purgatorio según las Sagradas Escrituras y la tradición, publicado en la página de aciprensa.com, menciona que “El apóstol San Pablo, nota aquí San Francisco de Sales, se sirve en este pasaje de doble semejanza: la primera es la del arquitecto que, empleando materiales sólidos, construye una casa sobre buenos fundamentos; la segunda, al contrario, es la del otro arquitecto que, edificando sobre los mismos fundamentos, emplea materias combustibles. Supongamos ahora, añade el Santo, para entrar en el pensamiento del Apóstol, que el fuego prenda en ambas casas; la que ha sido fabricada con materiales sólido no sufrirá desperfecto, mientras que la otra quedará al instante reducida a cenizas. Si el arquitecto de la primera se hallare dentro de ella, saldrá sano y salvo; el otro, sin embargo, si quiere salvarse, deberá necesariamente pasar a través de las llamas y recibir sobre sí las huellas del incendio. Imagen natural del Purgatorio, en el cual las almas manchadas con cualesquiera culpas que no merecen el infierno deberán pasar y recibir también las señales del incendio por las obras de la otra vida; mientras que las almas que no tienen necesidad de purificarse de ninguna mancha de culpa son preservadas de estas llamas, y van derechas al cielo a recibir la recompensa por sus buenas obras”.
- Filipenses 2, 10: “Para que, ante el Nombre de Jesús, todos se arrodillen, en los cielos, en la tierra y entre los muertos”.
- 1 Pedro 1, 3-5: “¡Bendito sea Dios, Padre de Cristo Jesús, nuestro Señor por su gran misericordia!. Resucitando a Cristo Jesús de entre los muertos, nos concedió renacer para la vida que esperamos, más allá de la muerte, del pecado y de todo lo que pasa. Esta herencia les está reservada en los cielos, a ustedes que se mantienen en la fe por el poder de Dios, hasta que se manifieste la salvación de los últimos tiempos.”
- 1 Pedro 4, 1-6: “Al saber que Cristo padeció en su carne, compenétrense de esta certeza: el que padece en su carne ha terminado con el pecado. Por lo cual, el tiempo que les queda en esta vida, no ya según los malos deseos del hombre, sino de acuerdo a la voluntad de Dios. Basta, pues, con haberse entregado en el pasado a los excesos, a las pasiones, borracheras y orgías, adorando los ídolos y viviendo al modo de los paganos. A ellos les extraña que ustedes ahora no corran con ellos a ese torrente de perdición, y por eso los insultan. Pero tendrán que rendir cuentas a Dios que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. Con este fin el Evangelio fue anunciado también a los muertos, porque, si bien recibieron en su cuerpo la condenación humana, viven en espíritu para Dios”.
- Apocalipsis 5, 11-13: “Yo seguía mirando; se oía el clamor de una multitud de ángeles reunidos alrededor del trono, de los Vivientes y de los Ancianos. Se contaban por millones y millones, que gritaban a toda voz: Digno es el Cordero, que ha sido degollado, de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría y la fuerza, la honra, la gloria y la alabanza. Entonces oí la voz de toda la creación, el cielo, la tierra, el mar y el lugar de los muertos. Todos los seres que están en el universo clamaban: Al que está sentado en el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y poder por los siglos de los siglos”.
Podemos concluir que las Sagradas Escrituras no hablan explícitamente sobre el “Purgatorio”, pero sí reitera en forma continua que para gozar de la presencia de Dios, el hombre tiene que estar sin mancha alguna y que existe un medio para purificarse de las huellas que deja en el alma los pecados, y este lugar o el proceso de purificación es lo que se le conoce como Purgatorio.
Nosotros tenemos que seguir las palabras de Jesús que dice: “Felices los que creen sin haber visto”.