
La gran mayoría de las personas en México, tiene la costumbre de realizar “Altares”, “Ofrendas” en sus casas o en las tumbas de sus difuntos para recordar a nuestros seres queridos fallecidos, tradición que no se contrapone con los ritos religiosos católicos de estas fechas donde se celebran a “Todos los Santos y a los Fieles Difuntos”. Fechas que son particularmente festivas y coloridas, porque una vez al año tratamos a la muerte como amiga, donde nos burlamos de ella e incluso nos pintamos como esqueletos, sin sentirnos mal ni tristes, al contrario, son días de magia y de esperanza porque significa que en estos días del 28 de octubre al 02 de noviembre, nuestros seres queridos fallecidos, vendrán a visitarnos, aunque no los veamos pero los sentimos más cerca que de costumbre, donde los recordamos con su comida favorita, con sus fotografías y con nuestras oraciones.
Por la religión católica sabemos que el ser humano tiene una finalidad en el mundo que “es ser feliz”, que Dios nos quiere ver felices, que cumplamos con nuestro plan de vida, y que un día nos vamos a morir, momento en que debemos de prepararnos todos los días porque de acuerdo a la religión, Dios nos va a juzgar por nuestras obras, por la calidad de amor que dimos, por lo que hicimos bien o mal, y por el bien que dejamos de hacer a nuestros semejantes.
La palabra ofrenda tiene su origen en el vocablo latino offerenda, que hace referencia a aquello que se ofrecerá. Se trata de un don dedicado a la divinidad o a la santidad para pedir algo que se anhela o para respetar lo fijado por un voto.
La práctica de realizar ofrendas se remonta a los orígenes del hombre, porque era la forma por la cual se comunicaban con sus dioses, enterrando, entregando o sacrificando algo de valor para el pueblo, con la finalidad de que los dioses se mostraran benignos con las peticiones solicitadas por sus súbditos.
Para los mexicanos, el realizar una “ofrenda” significa recordar a nuestros muertos, es el medio por el cual compartimos con nuestros difuntos la comida, las frutas, las flores, el vino, es dialogar con ellos, evocando su memoria.
Las festividades del “Día de Muertos comienzan el 28 de octubre donde se recuerda a los que murieron en forma trágica, a los que no pudieron llegar a su destino, los que murieron repentinamente o con violencia; el 29 de octubre a los ahogados, el 30 de octubre a las ánimas solas, que nadie los recuerda, a los huérfanos y a los criminales, el 31 de octubre a los niños no nacidos, a los que están en el limbo, el 01 de noviembre a Todos los Santos y a los niños que se les considera “angelitos” y el 2 de noviembre a todos los fieles Difuntos.
El “Altar de muertos” “Ofrenda”, se realiza en una habitación de la casa, sobre una mesa o repisa, se puede realizar en niveles que representa cada uno los estratos de la existencia para las culturas prehispánicas los más comunes son:
- 1 nivel: Se coloca la imagen del santo del que se es devoto.
- 2 nivel: Está dedicado a las ánimas del Purgatorio. Representan la división del cielo y la tierra, los frutos de la tierra y las bondades de los cielos como la lluvia.
- 3 nivel: Representa el cielo, la tierra y el inframundo o purgatorio. Aquí se coloca la sal para purificar el espíritu y no se corrompa el cuerpo.
- 4 nivel: Se deposita el pan de muerto y simboliza la Eucaristía.
- 5 nivel: Se coloca la comida favorita del difunto.
- 6 nivel: Se deposita la fotografía del difunto o difuntos a los que se les dedica el altar.
- 7 nivel: representan los siete niveles que debe atravesar el alma para poder llegar al descanso o paz espiritual. Aquí se coloca una Cruz formada con semillas, fruta o cal y sirve para que el difunto expíe sus culpas.
Los elementos de un “Altar de muertos” “Ofrenda” son los siguientes:
- Cruz
Se coloca en la parte superior, es un símbolo de la evangelización. También se puede realizar diversas cruces de diferentes elementos como de sal que significa la purificación de los espíritus, de ceniza le ayuda al espíritu a salir del Purgatorio y que pueda expiar sus culpas pendientes.
- Imágenes religiosas
Se coloca una imagen o escultura del santo de devoción de la persona a la que se dedica el altar. También se coloca una imagen de las Benditas Ánimas del Purgatorio, para facilitar la salida del difunto, si se encontrara en el purgatorio, porque según la teología Católica, las personas que mueren con pecados veniales sin confesar, pero sin haber cometido pecado mortal, deberá expiar sus culpas en el Purgatorio porque nada manchado entra al cielo.
Se puede colocar un rosario de cuentas en los niveles del altar. En el último nivel, en el caso de ser de siete niveles, se coloca un rosario hecho de limas y tejocotes.
En algunas regiones se ponen a infusionar hierbas aromáticas en una olla tapada con una penca de nopal perforada como el laurel, tomillo, mejorana, romero, manzanilla con la finalidad de atraer y guiar a las almas a la tierra por su olor atractivo. Lo más frecuente es quemar la resina del copal o incienso para purificar el lugar y atraer a las almas. Es un elemento de oración y de alabanza a Dios.
Se realiza con carrizo, palmilla, fierro o flores. Simboliza la puerta de entrada al mundo de los muertos, el octavo nivel que se debe seguir para llegar al Mictlán y encontrarse con Mictlantecuhtli. Se coloca en el último piso de la ofrenda y también se decora con flores de cempasúchil, frutos y golosinas.
- Papel picado.
Representa al aire. Los aztecas utilizaban papel amate, un tipo de fibra hecha de la corteza de árboles, para representar el viento en los altares y sobre ellos se pintaban de colores a las diferentes deidades. Con la llegada de los españoles, se sustituyó el papel amate por papel de colores entre los que sobresalen el color amarillo o naranja (pureza), el color morado (duelo).
El papel puede ser de diversos colores y se le suele pintar y marcar las siluetas de calaveras, lápidas y palabras relacionadas con el día de muertos así como las caricaturas de la muerte de José Guadalupe Posada y su famosa “catrina”. También se pueden realizar guirnaldas de este material para colocarse en diversas partes del altar.
Se añaden velas, veladoras y cirios, representan la luz que guía a las almas en su camino de ida y vuelta. La flama que producen es la luz, la fe y la esperanza de volver con sus familiares. Cada vela, veladora o cirio representa un difunto que se espera recibir en familia. Si los cirios o candeleros son morados es señal de duelo, y si se ponen en forma de cruz, representan los cuatro puntos cardinales.
Es la fuente de la vida. Sirve para calmar la sed del espíritu después de su largo recorrido y para que fortalezca su regreso. Simboliza la pureza del alma. Los mayas colocaban una vajilla con agua simbolizando un cenote y la entrada al inframundo.
- Representación de la tierra
En el piso de la ofrenda se incluían diversas semillas, frutos o especias para formar patrones en el suelo. Actualmente se utiliza aserrín pintado de diferentes colores. Significa la idea cristiana “Polvo eres, y en polvo te convertirás” (Génesis 3,19).15
Son el símbolo de la festividad de muertos por sus colores y aromas, su finalidad es adornar y armonizar el altar y sepulcro. En los altares para niños se utiliza el alhelí o nube que significa la pureza e inocencia de los pequeños. En náhualt cempasúchitl significa “veinte flor”, es representación de la muerte, ya que su color evoca al sol que guía el alma del difunto y su aroma los guía para entrar al mundo de los vivos. En muchos lugares, se acostumbra poner caminos de pétalos de cempasúchil (zempaolxóchitl) para guiar al difunto del campo santo a la ofrenda y viceversa, es el camino del color y olor que trazan las rutas a las ánimas.
Símbolo para la purificación del alma de todas aquellas personas o niños que fallecieron sin haber sido bautizados, evitar la llegada de espíritus malignos. La sal se coloca en vasos o en forma de cruz.
- Calaveras de dulce.
Pueden ser de azúcar, chocolate o amaranto. Representa que la muerte puede ser dulce y no amarga. Son una burla hacia la muerte porque se les escribe en la frente el nombre del comprador, de una persona viva o de los difuntos. El posible origen de las calaveritas se relaciona con el tzompantli, una hilera de cráneos de guerreros sacrificados colocados en un palo. Significa que la muerte siempre está presente.
- Catrina o Calavera Garbancera
Fue creada por José Guadalupe Posada como caricatura de un dandizette de la época porfiriana, es decir, una mujer de clase social alta caracterizada por su aparente intelecto y su sobrerrefinamiento, fue diseñada como una burla hacia las mujeres que escondían su origen mexicano para remplazarlo por una apariencia refinada y un chauvinismo europeo.
Diego Rivera fue el creador de La Catrina como ahora la conocemos, como una crítica a la aristocracia mexicana, pintó una calavera vestida en su mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”. Es un elemento de la cultura mexicana concebido popularmente como una percepción jocosa que se burla de la noción tradicional de la muerte.
- Comida
La comida debe ser del agrado del fallecido y también se incluyen diferentes frutos de temporada como la calabaza, el tejocote y jícama, naranja, y por supuesto, alimentos hechos de maíz, por lo que es un banquete de sabores, aromas y color en honor de los seres que recordamos.
- Pan de muerto.
Es uno de los elementos más preciados en el altar. Es un pan dulce de forma redonda, tiene un par de tiras sobre la corteza que representan un par de huesos y un círculo al centro que significa el cráneo, además de estar decorado con ajonjolí que representa las lágrimas de las almas que no pueden descansar en paz.
- Bebidas alcohólicas
Se incluyen todas las bebidas alcohólicas que le gustaban al difunto como tequila, rompope, ron, pulque servidos en recipientes de barro. Significa el recuerdo para el difunto de los grandes y agradables acontecimientos de su vida y decida visitarnos.
- Objetos personales
Se pueden incluir las prendas de vestir del fallecido, objetos representativos del oficio al que se dedicaba o sus objetos preferidos. En el caso de los menores suele colocárseles juguetes y dulces con la finalidad de mantener una conexión con el alma del difunto.
- Petate
Por sus múltiples usos del petate que sirve de cama, mesa o mortaja, por muchas comunidades es utilizado en la ofrenda con la finalidad de que las ánimas descansen así como de mantel para colocar los alimentos de la ofrenda.
- Adornos
Actualmente han surgido infinidad de adornos alusivos a la muerte como figuras de barro cocido, cartonería, madera o yeso que representan escenas de la vida cotidiana pero con la imagen de la muerte.
También se puede adornar con cadenas o guías de papel crepé, de color morado que significa la muerte y amarillo la vida, un eslabón de cada color, alternados, con esto se representa la delgada línea existente entre la vida y la muerte.
- Perro
Se coloca la escultura de un perro o de la raza Xoloitzcuintle, de color bronce que representa al dios Xólotl, con la finalidad de ayudar a cruzar a las almas el río Itzcuintlán (primera dimensión para llegar al Mictlán, o río de sangre) y el río Chiconahuapan que es el último paso para salir del Mictlán. Se pueden colocar un par de huaraches para ayudar al alma a que cruce el río.
- Monedas de oro
Se relaciona con la cosmovisión griega de sepultar a las personas con monedas bajo la lengua para que al morir, pudieran pagarle a Caronte y ser conducidos por él en su balsa al inframundo.
- Retrato
La fotografía del ánima que nos visitará, pero debe quedar escondido, de manera que solo pueda verse con un espejo, para dar a entender que al ser querido se le puede ver pero ya no existe.
- Festejo
Comienza cuando un familiar enciende las velas del altar susurrando los nombres de los difuntos, pidiéndole a Dios para que lleguen con bien, entonces los familiares se sientan en la mesa y comparten la comida preparada para el festín, escuchando música del agrado de sus seres queridos, se habla sobre las novedades de la familia y se recuerdan anécdotas de nuestros familiares ausentes, sin olvidar rezar a Dios por ellos, por su eterno descanso. Es un reencuentro breve y feliz de los vivos con los muertos con la promesa de alcanzarlos en el otro mundo llegado el momento.
Al terminar el convivio, se apagan las veladoras y se despide a los espíritus, deseándoles buen viaje de regreso al más allá y pidiéndoles que retornen el próximo año y todo lo que lleva la ofrenda se reparte entre las personas.