Puebla, Pue.- Una centena de universitarios de la BUAP se sumó a las acciones de auxilio que miles de mexicanos brindan a los damnificados del terremoto del pasado 19 de septiembre. Desde CU, muy temprano, este fin de semana la caravana de voluntarios partió a San Francisco Xochiteopan, municipio de Atzitzihuacán, una de las comunidades de la Mixteca de Puebla con mayor número de viviendas destruidas, para emitir dictámenes técnicos sobre daños estructurales.
En el lugar del desastre, los universitarios de las licenciaturas en Arquitectura e Ingeniería Civil de la BUAP supervisaron cada uno de los edificios para diagnosticar sus condiciones y evitar riesgos. Desde el gran sismo hasta el 22 de septiembre, el Sismológico Nacional reportó 39 réplicas.
Las más de 15 brigadas de evaluación estructural arribaron a esa comunidad cerca de las 9:00 horas. Cada una estuvo dirigida por un académico, quien auxilió en la revisión de las casas, escuelas o edificios públicos visitados.
En esta comunidad ubicada a 20 minutos de Atlixco, edificaciones de adobe y de concreto, recientes o de varios años, de uno o más niveles, sufrieron afectaciones. El cataclismo de 7.1 grados en escala Richter no hizo distinción alguna e hizo del esfuerzo de familias enteras escombros y polvo.
Varios equipos de trabajo coincidieron que gran porcentaje de los inmuebles está en el nivel rojo de su escala; es decir, padecen de colapsos, aplastamientos, inclinaciones de elementos estructurales y hundimientos.
Frente a lo que alguna vez fue la iglesia, los primeros grupos de voluntarios en llegar conversaron con las brigadas de la BUAP sobre las necesidades de la comunidad.
La vocación social de los universitarios se reflejó en las cerca de 11 mil 300 solicitudes que estudiantes y profesores enviaron para integrar los equipos de apoyo de la Institución. Ante tanto interés, la Universidad coordinará el trabajo en los lugares afectados, a fin de no exceder la ayuda en unos sitios y olvidar otros, y no entorpecer las estrategias de reconstrucción.
“Me siento mucho más tranquila”, dijo Yuridia García Pérez, tras escuchar que su vivienda es segura. Junto a sus hermanos más pequeños, la adolescente de 15 años de edad siguió de cerca la inspección. Sus padres estaban ausentes, pues aunque los ocho que viven en este hogar de apenas tres compartimentos corrieron con suerte, su abuela no: “Parte de su casa se cayó, así que fueron a sacar las pocas cosas que todavía sirven”.
Uno de los profesores sostuvo que la falta de dinero y la alta marginación social serán dos de los retos para la reconstrucción de la comunidad. “Muchos hogares no tienen un domicilio claro, por lo que tuvimos que utilizar el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) y otros mecanismos para ubicar las viviendas con afectaciones, que son muchas”, indicó. La información recabada se compilará en una base de datos que servirá para estrategias futuras.
Otro equipo visitó la escuela preescolar de Xochiteopan. Los cinco expertos confirmaron que los pequeños edificios no sufrieron daños. El presidente del comité de padres de familia, quien abrió las instalaciones, pidió a los universitarios que también revisaran su vivienda. “No hay nada como tener la seguridad de que tu casa no se te va a caer. Queremos tener calma”.
Al primer día de labor de las brigadas de la BUAP se sumaron colaboradores de los centros universitarios para la Prevención de Desastres Regionales (CUPREDER) y de Participación Social (CUPS), así como grupos de avanzada de las facultades de Medicina, Enfermería, Estomatología, Psicología y de Medicina Veterinaria y Zootecnia y del Instituto de Física “Ing. Luis Rivera Terrazas”, para valorar la zona y generar estrategias de apoyo pertinentes.