Puebla, Pue.- Al poner en marcha el Ecocampus BUAP en Valsequillo, el Rector Alfonso Esparza Ortiz afirmó que éste es un espacio para tareas científicas multidisciplinarias de alto nivel, donde se impulsará un modelo de restauración ambiental para generar innovadoras dinámicas de desarrollo, con el uso de tecnologías limpias que permitan la continuidad de los procesos naturales del territorio.
Tras asentar que el nuevo campus marcará una pauta en la vida universitaria, al concurrir el avance de la investigación científica y tecnológica con la preservación del entorno para un desarrollo sustentable, subrayó que el trabajo multidisciplinario potenciará el impacto de los proyectos y alojará a grupos y líderes de investigación de alto nivel de todo el mundo.
Además, allí se impulsará un modelo de internacionalización basado en la identificación de grupos líderes que han superado los estándares nacionales, quienes se han comprometido a formar estudiantes de alto desempeño y desarrollar productos científicos de calidad.
Alfonso Esparza subrayó que estos esfuerzos están encaminados a impulsar un modelo de investigación con visibilidad internacional, sustentado en la productividad científica y la innovación. Para alcanzar estos estándares –dijo- se utilizará el Marco Europeo para la Planeación de la Carrera Científica, con el fin de lograr la competencia internacional que establece niveles y funciones, que van de R1 a R4. El nivel R4 corresponde a investigadores reconocidos internacionalmente en su campo y que generan conocimiento de frontera.
En la inauguración de la primera etapa del Ecocampus, acompañó al Rector de la BUAP la doctora Jocelyne Gacel-Ávila, coordinadora General del Observatorio IESALC-UNESCO sobre Internacionalización y Redes de la Educación Terciaria en América Latina y el Caribe, quien tras conocer sus instalaciones lo consideró un caso único en México y América Latina, en la materialización del nuevo modelo de educación: la investigación con grupos multidisciplinarios e internacionales sobre temas globales.
Asistieron, además, Alfredo G. Torres, profesor del Departamento de Microbiología e Inmunología y director de Diversidad del Profesorado de la Escuela de Medicina en The University of Texas Medical Branch; Jorge Sarracent Pérez, Investigador Principal del Instituto en Medicina Tropical “Pedro Kuri”, de la Habana, y profesor visitante en la Facultad de Ciencias Biológicas de la BUAP; así como Venkatesan Perumal, de la Universidad Bharathidasan de la India.
En el acto protocolario, donde se dieron cita también investigadores y directivos de la BUAP, Esparza Ortiz aseveró: “lograremos que la zona de conservación albergue un centro científico avanzado, con inmuebles amigables con el ambiente, que cuentan con cisternas de recolección de agua pluvial, biodigestores, sistemas de alarmas de intrusión, video-vigilancia y detección de humos”.
Precisó que los 36 laboratorios de este clúster de investigación disponen de sistema de voz y datos, infraestructura y equipos de punta, de acuerdo con los requerimientos y actividades que se realizarán en cada uno de ellos, con lo que se garantizan espacios científicos de vanguardia y seguridad para los investigadores.
Adicionalmente, las aulas cuentan con equipos de proyección y mobiliario para las actividades de enseñanza-aprendizaje, y para favorecer la presencia de destacados científicos mexicanos y extranjeros, las instalaciones incluyen un Claustro Exlibris, así como áreas de alojamiento, pensado para potenciar el trabajo científico a través del intercambio de ideas.
Al explicar la infraestructura del Ecocampus Valsequillo, el Rector de la BUAP expuso que los laboratorios de investigación, completamente equipados con estándares internacionales, facilitarán la vinculación y la colaboración de los científicos en diferentes áreas.
A la fecha –dijo- se han identificado en la Universidad 11 grupos de líderes con competencias de investigación R3, nivel en el que se encuentran investigadores consolidados que desarrollan estudios de manera independiente y demuestran competencias para la internacionalización de su trabajo, a través de comunicación científica de alto nivel.
Finalmente, concluyó: “Somos lo que la ciencia ha generado y aún tenemos mucho más por alcanzar. De ahí que sin un presupuesto suficiente que apoye las tareas científicas y tecnológicas, nuestro país está condenado a seguir siendo una nación maquiladora, en la que el talento de su gente sólo se ocupe de ensamblar productos cuyas patentes y licencias pertenecen al extranjero”.