
EL OFICIO DE ALBAÑIL, PRESENTE EN CADA PARED Y EN CADA TABIQUE
“Son tan alegres como los pintan, tan albureros como los proclaman y tan galanes como se escuchan”. Todo es cierto. No faltan los piropos ni los silbidos, así son los días de trabajo de los albañiles en el marco de la celebración de la Santa Cruz.
A lo lejos se escuchan las risas y la música de banda que sale de la radio, unas cuadras antes ya se percibe la algarabía; la gente los conoce, sabe cómo son; ha escuchado sus piropos, sus albures, sus carcajadas y sus bromas. Hasta podría decirse que son todo un ícono de la cultura mexicana. Son los albañiles, chalanes, los de media cuchara y los “maestros”.
A ciencia cierta no podría saberse cuántos son, y es que nadie los contabiliza con certeza. Ninguna universidad les da títulos de egresado y son pocas las empresas que les ofrecen trabajo fijo. El oficio del albañil es más bien un asunto de familia y necesidad. El padre que enseña al hijo y el hijo que aprende para mantenerse, como ellos mismos dicen “La necesidad hace andar al burro”
El oficio del albañil
Don Arcadio Benito, quien es originario de San Andrés Cholula, nos cuenta que desde hace más de 20 años se dedica a trabajar en la construcción, desde edificar casas hasta obras “grandes” como ellos le llaman ha trabajado desde los 17 años donde inicio como “chalán“, donde su principal actividad es realizar la mezcla y “arrimar tabiques”, labor que como él nos dice “echándole ganas” ha podido salir adelante.
Actualmente se encuentra laburando en la colocación de techo “paloma” en lomas de Angelópolis, donde su actividad consta en colocar tabique moldeado en las bardas prefabricadas, y ellos como maestros de la cuchara le dan el toque final el cual es elaborado a mano.
Para Cristóbal Sánchez, los 28 años que lleva trabajando en la construcción le ha servido para poder sacar a su familia delante, la falta de empleo y la necesidad de obtener dinero lo llevaron a buscar trabajo como albañil, oficio del cual se siente orgulloso, ya que ha participado en la realización de diferentes obras de construcción de importancia.
Cristóbal nos cuenta que en sus inicios los primeros días no fueron fáciles, pero con el tiempo se le fue facilitando la actividad, hasta llegar a ser maestro “oficial”.
Asimismo conocimos a Fernando Hernández, nos platicó que inicio en esta actividad de constructor desde hace 10 años, oficio el cual fue heredado por su padre, que desde pequeño lo trajo de “chalancito” lo que termino por agarrarle el gusto y trabajo el cual le gusta y desempeña actualmente, siendo uno de sus mayores orgullos trabajar en la construcción del estadio de Zacatepec, donde participó en la colocación de los pilotes, en este sentido reconoció que no hay mayor recomendación más que su propio trabajo, ya que si lo realizan bien esta es su mayor carta de presentación.
Un albañil podía ganar más que un profesionista.
El sueldo de un albañil es tan variado como las actividades que se realizan dentro de esta, ya que depende del cargo que tenga dentro de la obra así como la experiencia y trabajo que este encargado a realizar; Hasta abajo del trabajo encontramos a los ayudantes chalanes generalmente jóvenes que ganan alrededor de 700 a mil 100 pesos a la semana, después encontramos a los oficiales o media cuchara que se encargan de levantar muros, hacer niveles y formar cimbra que pueden tener una especialidad como azulejeros, marreros, fierreros, carpinteros, demolen muros, lozas, trabes, cadenas, castillos, plomería, electricista y ganan alrededor de 1,200 a 2,300 pesos a la semana.
En el siguiente nivel encontramos al maestro de obra o jefe de obra con un solo puesto que se encarga de supervisar, interpretar planos de arquitectos, y tomar decisiones, así como cuentan con experiencia suficiente para realizar cualquier labor en la construcción con esto tienen un salario de 2,000 a 3,300 a la semana en promedio.
Por otro lado se encuentra los trabajadores que realizan su actividad ya sea por contrato laboral o no, debido a que depende de las diferentes formas de contratación con empresas y particulares son una buena forma de negociación ya sea por horas de trabajo con horas extras y despidos con las empresas o por destajo con particulares permitiéndoles un estilo de vida modesto, digno y estable.
La música su inseparable amiga
La música ha sentado una estrecha relación con ellos, si no hay corriente el radio es de baterías, escuchan de todo y si se aburren de una estación pasan a la otra.
Dicen que trabajar sin escucharla no sería igual, que “se va moviendo uno al ritmo de la música y el día se hace menos pesado”.
Así los enseñaron, a divertirse mientras trabajan; ni el maistro ni los arquitectos se salvan de entrarle a las bromas, eso sí, los piropos “son cosa de no casados”, que no dejan de ser aconsejados por los ya comprometidos, o de ambos, porque “cuando la piel está muy buena ni modo de ignorarla”.
Ninguno se queja de la reputación, al contrario, hasta se ríen juntos cuándo se les pregunta de lo que les gritan a las muchachas. “Desde arriba unas si se ven más guapas”, cuenta Jaime, un albañil de 24 años que se gasta el sueldo en salir a conquistar mujeres los fines de semana.
Al principio tienen cuidado, pero cuando la confianza aumenta se incrementan también los espectáculos coreografiados, los floridos piropos y las bromas entre compañeros.
Trabajan de 8 de la mañana a 6 de la tarde, con una hora para desayunar y otra para comer, y en todo ese tiempo desconocen el aburrimiento, tanto que la mañana siguiente conocen las ganas por llegar y seguir con el compañerismo.
En el hablar popular y en la vida cotidiana las características del albañil han trazado línea para la creación de un estereotipo nacional bastante conocido. No importa quién los emplea o cómo trabajan.
Para la mayoría de las personas se entienden los albañiles acompañados de piropos explícitos, ingeniosos y creativos; su imagen se ha convertido en un referente inmediato de dicho comportamiento y ellos en personajes entrañables de la cultura mexicana.